Los Estados Unidos y la Unión Europea han alcanzado un importante acuerdo comercial que impone un arancel base del 15% a la mayoría de los productos de la UE que ingresan a los EE. UU., evitando una potencialmente devastadora guerra comercial. Mientras que algunos consideran que el acuerdo es un compromiso necesario para evitar aranceles más severos, ha generado críticas en toda Europa, con líderes como el primer ministro de Francia calificándolo como un "día oscuro" y una "sumisión" a las demandas de EE. UU. El acuerdo también incluye ambiciosas promesas de la UE de comprar cientos de miles de millones de dólares en energía y equipamiento militar estadounidense, aunque los expertos cuestionan si estos objetivos son realistas. Se espera que las industrias farmacéutica y automotriz se vean afectadas, con precios más altos probablemente para los consumidores y incertidumbre para los fabricantes. A pesar del alivio por evitar un conflicto comercial a gran escala, el acuerdo ha desencadenado una reflexión en Europa sobre su menor influencia y el impacto a largo plazo en las relaciones transatlánticas.
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