Una ola de calor implacable ha desencadenado incendios forestales catastróficos en Grecia y Turquía, obligando a miles de personas a evacuar a medida que las temperaturas alcanzan máximos históricos, llegando hasta los 50.5°C en Turquía. Los incendios han devastado hogares, amenazado ciudades importantes como Atenas y han resultado en múltiples fatalidades, incluidos bomberos. Servicios de emergencia de toda Europa, incluidos equipos de la República Checa e Italia, se han unido a los esfuerzos locales para combatir los incendios, pero los fuertes vientos y las condiciones secas continúan dificultando la contención. Las autoridades advierten que el calor extremo y el riesgo de incendio probablemente persistirán, generando preocupaciones tanto para los residentes como para los turistas en la región. La crisis destaca la creciente amenaza de desastres impulsados por el cambio climático en el Mediterráneo.
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