Después de cinco días de intensos combates a lo largo de su frontera en disputa, Tailandia y Camboya han acordado un alto el fuego inmediato e incondicional, tras los esfuerzos de mediación liderados por Malasia y la presión de Estados Unidos y China. El conflicto, que estalló por una disputa territorial de larga data, ha cobrado la vida de al menos 34 personas y desplazado a más de 150,000, con ambas partes acusándose mutuamente de escalar la violencia. El alto el fuego fue negociado durante conversaciones de emergencia en Malasia, con la credibilidad de la ASEAN en juego mientras buscaba prevenir más inestabilidad regional. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con detener las negociaciones comerciales con ambos países para presionar por la paz, mientras se desplegaban tecnología militar avanzada y armamento pesado en los enfrentamientos. Se insta a los residentes a no regresar a las áreas fronterizas hasta que se dé autorización oficial, ya que la situación sigue siendo tensa a pesar del acuerdo de alto el fuego.
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