La administración de Trump ha desmantelado la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), suspendiendo casi todos los programas de ayuda extranjera y recortando miles de millones en fondos humanitarios. Expertos y organizaciones de ayuda advierten que estos recortes podrían resultar en la muerte de más de 14 millones de personas vulnerables en todo el mundo para el 2030, siendo los niños y las regiones afectadas por conflictos los más afectados. Esta medida ha obligado a las ONG a reducir drásticamente sus operaciones de salvamento, dejando suministros críticos de alimentos, medicinas y ayuda sin utilizar. Ex presidentes, líderes globales y grupos humanitarios han condenado la decisión como un error catastrófico que socava décadas de progreso en la salud global y la estabilidad. El vacío de financiamiento dejado por el cierre de USAID es demasiado grande para que la filantropía u otros gobiernos lo llenen, amenazando con un cambio sísmico en el panorama de la ayuda internacional.
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