En una cumbre de alto nivel en Beijing para conmemorar 50 años de lazos diplomáticos, líderes de la Unión Europea y el presidente chino Xi Jinping se enfrentaron a profundas divisiones sobre desequilibrios comerciales, acción climática y el apoyo de China a Rusia. Aunque ambas partes emitieron una declaración conjunta sobre el cambio climático, la cumbre estuvo dominada por las demandas de la UE para una relación económica más equilibrada y preocupaciones sobre las prácticas comerciales y postura geopolítica de Beijing. La presidenta Ursula von der Leyen describió las relaciones UE-China como estando en un 'punto de inflexión', advirtiendo que los desequilibrios económicos continuos podrían amenazar la apertura del mercado. Mientras tanto, Xi Jinping instó a Europa a tomar la 'elección estratégica correcta' y profundizar la cooperación, pero ofreció poco en cuanto a resolver disputas comerciales o políticas. La cumbre produjo pocos avances concretos, resaltando la creciente tensión en una de las relaciones económicas y diplomáticas más importantes del mundo.
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